Arbol sagrado para los Celtas, se plantó en sus tumbas. Se creía que si florecía el árbol, el alma de la persona que se hallaba enterrada bajo él, se encontraría feliz en el otro lado; en la tierra de la juventud.
El vino que se hacia con las bayas del saúco, se consideraba como el último regalo sagrado de la diosa tierra, y no podía ser bebido por la gente común, sino solamente por los sacerdotes iniciados. Se decía que producía alucinaciones poderosísimas, por lo que podía utilizarse en las ceremonias arcanas destinadas a la profecía ya la adivinación. Se vertía también sobre los lugares sagrados, y las víctimas sacrifícales lo bebían en los sacrificios para poder regenerar el cuerpo y el espíritu,
una vez llegados hasta los dioses.
No respetar estas normas de conducta mágica y arrancar ramas o frutos de un saúco, significaba atraer hacia sí infinidad de males. Se decía que la persona que talaba un saúco podía quedarse ciega, perder a sus hijos o en el mejor de los casos, ver como enfermaba su ganado, sus aves de corral, etc..
Algunas leyendas centro europeas aseguraban que debajo de cada saúco vive una venerable anciana a la cual debe pedirse permiso para cortar el árbol. También se creía que los niños no podían dormir en cunas confeccionadas con madera de saúco, porque las hadas le llenarían de cardenales.
Para aprovechar al máximo las propiedades curativas de las flores de saúco, debían recolectarse la noche de San Juan. En Asturias
se cortan también las flores de saúco y se colocan en la ventana para que reciban la bendición del Santo, y retirarlo antes de que salga el Sol, pues de lo contrario desaparecerían del saúco todas sus mágicas virtudes. Paracelso, en Las plantas mágicas, dice: "Las propiedades curativas de esta planta, serán mucho más eficaces si se recolecta un poco antes de la luna nueva, en octubre. La raíz debe dividirse en nueve pedazos. Para las operaciones mágicas debe recolectarse bajo el signo de Leo."
En la península Ibérica, principalmente en el norte, estos árboles tuvieron muchas aplicaciones mágicas. En Galicia, por ejemplo, se pasaban ramas de saúco por los lomos del ganado cuando se consideraba que estaba aquejado de "mal de ojo". Estaba también muy extendida la costumbre de llevar una ramita de saúco en el bolsillo, para librarse del " mal de ojo" y todo tipo de influencias negativas. Esta misma creencia llevó a colgar de los dinteles de las puertas y ventanas, hojas de saúco para evitar los encantamientos y las influencias malignas de las brujas.
En Cataluña se le considera el "Bon arbre", es decir, el buen árbol; y se plantaba en las cercanías de los hogares dados sus efectos saludables.
La música con instrumentos hechos con madera de saúco, expulsan malos espiritus y malos pensamientos. Ya Griegos y romanos fabricaban flautas con sus tallos huecos, y con su dura madera hacían instrumentos de cuerda.
Pío Font Quer, en Plantas medicinales, recoge también algunas de las virtudes mágicas del saúco: "El empleo de la ruda (...) desde Provenza hasta Finisterre para alejar a los sapos de la salvia, fue sustituido en Galicia por el del saúco, de semejante gravedad en el olor.."
Con las influencias cristianas el sáuco perdió su carácter místico, benigno y útil. Empeorando en su trato con los humanos, estos lo consideraron, mera leña y fruto maléfico;
considerándolo brujas satánicas que han sido transformadas en saúcos, en contraposición a las hadas y elfos protectores de las leyendas paganas.
Sus frutos en algunas regiones españolas se conocen como "uvas de bruja".
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